La misericordiosa mirada de María
Estando ante una imagen de María Auxiliadora, el Dr. Plinio fue «contemplado» por la misericordiosa y compasiva mirada de María. La gracia recibida en esa ocasión marcó profundamente su vida.
Estando ante una imagen de María Auxiliadora, el Dr. Plinio fue «contemplado» por la misericordiosa y compasiva mirada de María. La gracia recibida en esa ocasión marcó profundamente su vida.
¿Para Nuestra Señora no es gloria mayor ser Madre de Dios? ¡Es claro! ¿Para Ella no es gloria mayor ser co-Redentora del género humano? ¡Es claro! ¿Para Ella no es gloria mayor haber sido concebida sin pecado original? ¡Es claro! ¿Por qué, entonces, Nuestra Señora Auxiliadora? ¿Por qué tanta insistencia en torno de esta invocación: Nuestra Señora Auxiliadora?
En el paraíso, Adán y Eva vivían las sagradas nupcias selladas por el Altísimo. La concordia reinaba entre ellos, con la promesa de fecundidad y de dominio sobre la Creación (cf. Gén 1, 27-28). Creados a imagen de Dios, hombre y mujer se unían en una sola carne en estado de inocencia (cf. Gén 2, 24-25).
Nuestra Señora nos ha asociado a la guerra contra el mal para que aplastemos el fútil orgullo del dragón. En esta lucha, es de gran valía la unión existente entre los que por Ella combaten.
Perderse en el abismo interior de María, identificarse con Ella por el vínculo de la esclavitud de amor, a fin de amar y glorificar a Jesús por su intercesión: he aquí la excelente vía a la que nos invita San Luis María Grignion de Montfort.