Gracias a la generosidad de millares de devotos,ha sido posible la construcción de bellas iglesias, en varios países.
Son templos llenos de color y de luz, que hablan de fe y esperanza a quienes en ellos se congregan para alabar a Dios y a su Madre Santísima. Por todo esto, dejamos expresado en estas páginas un conmovedor agradecimiento a todos los que han ayudado para hacer posibles esos emprendimientos.
En Brasil, la primera iglesia fue la Basílica Nuestra Señora del Rosario, en Caieiras, a las afueras de São Paulo.
Este templo está afiliado a la Basílica Papal de Santa María la Mayor, en Roma. Quien la visita en espíritu de peregrinación recibe las mismas indulgencias concedidas por la Iglesia a quiénes visitan la basílica romana.
En la Basílica de Nuestra Señora del Rosario se puede venerar una bella imagen de Nuestra Señora del Buen Remedio, puesta ahí como cumplimiento de una promesa hecha por Mons. João Clá, fundador de los Heraldos del Evangelio, en caso de conseguir los medios para construir ese templo.
La obra se terminó y ahí está la Virgen del Buen Remedio, para atestiguar su protección infalible.