El Belén: La tradición de realizar un Belén viene desde San Francisco de Asís quien comenzó la costumbre de colocar un pesebre que representara el nacimiento de Jesús para la Navidad. A los niños les da mucha alegría ayudar a recrear un Belén, que puede realizarse de varios materiales. La escena puede irse montando al comenzar el Adviento, o lentamente cada día, dejando la cuna del Niño Jesús vacía hasta Navidad.

La cuna del niño Jesús: Además del Belén, también se puede colocar una cuna de madera en algún lugar visible de la casa, que se irá llenando durante el Adviento con un trozo de paja que representen actos de bondad y pequeños sacrificios, simbolizando así la preparación del corazón para el nacimiento del Niño Jesús.
La Corona de Adviento: es circular y se hace con ramas de los árboles para simbolizar la eternidad de Dios. Se le pueden colocar semillas y frutos, porque simbolizan la vida y la resurrección. En ella hay cuatro velas, tres moradas, que representan la oración y la penitencia, y una rosada que simboliza la alegría, ésta se enciende el Tercer Domingo de Adviento “Domingo Gaudete”. La autora sugiere se realice un paseo familiar el Primer Domingo para colectar todo lo que se necesita para la corona, y luego realizarla junto con los hijos. Se hace bendecir por un sacerdote y posteriormente se sitúa en un lugar visible dentro de la casa, para que se ilumine en los momentos de oración y a la hora de cenar.
Villancicos de Adviento: A San Francisco de Asís también se debe la tradición de los villancicos. A diferencia de los que se cantan durante la Navidad, las canciones de Adviento deben expresar la espera, el anhelo por la llegada del mesías. Los niños les gusta mucho los cantos; se les puede enseñar uno nuevo cada día.
