El pasado domingo 22 de junio, la ciudad de Pachuca, capital del Estado de Hidalgo, fue testigo de una gracia especial: la Consagración a la Virgen María de más de 400 fieles, durante una hermosa Santa Misa celebrada en la Capilla de la Ascensión del Señor.
La jornada comenzó con una profunda preparación espiritual. Desde muy temprano, familias enteras llegaban con fervor, muchos portando su rosario, su libro de consagración y con el corazón dispuesto a ofrecerse enteramente a María.
La capilla —llena a su capacidad y con gran devoción— vibraba con el canto, la oración y el silencio reverente. Al iniciar la Santa Misa, un clima de recogimiento marcaba cada momento: desde las lecturas, hasta la homilía centrada en el papel maternal de María en nuestra salvación.
El momento más emotivo fue, sin duda, la fórmula de consagración pronunciada en voz alta por los 400 consagrandos. Unidos de corazón, todos renovaron su “sí” a Dios por medio de la Virgen, en la espiritualidad enseñada por San Luis María Grignion de Montfort.
El sacerdote celebrante recordó con fuerza que “consagrarse a María no es un acto devocional más, sino un camino concreto de entrega, fidelidad y transformación del corazón”. Y añadió: “María toma lo poco que le damos… y lo convierte en gracia para nosotros y nuestras familias”.
Al final de la Santa Misa, cada consagrado recibió una medalla bendecida y una estampa conmemorativa de su consagración. El ambiente era de alegría, paz y gratitud.
Agradecemos de todo corazón a todos los participantes, organizadores y familias que hicieron posible esta jornada mariana. Que la Virgen Santísima, Reina de los corazones, custodie y guíe a cada uno de los nuevos consagrados en su camino hacia Jesús.
¡Salve María!